Paz de Corral

Recuerdo y respeto

Cuando me enteré del asesinato de Pagaza, por la mañana temprano,  necesitaba ir a Andoain y expresar el dolor y apoyo a la familia y amigos. Compré una flor y allí me fui. Al llegar al pueblo estaba la Ertzaintza y me dijo que no podía pasar y yo le dije que sólo quería presentar mis respetos a Pagaza y dejar una flor en el maldito lugar y, después de pensarselo, me dejo pasar y me índico dónde aparcar. Deje el coche y todavía había un trecho hasta llegar al lugar. El pueblo estaba desierto y me ví sola, con la flor hasta llegar al lugar del asesinato. Notaba que estaba siendo observada desde todas partes y la situación era rarísima e incómoda. Mi sorpresa fue que no había nadie en el lugar, solo un ramo de flores. Deposité mi flor y me quedé un rato pensando en la situación tan enferma que estábamos viviendo en el País Vasco. Pensé en él, en su familia, en la gente del pueblo, que en ese momento era como si todos estuviesen secuestrados, mudos e inc!
apaces de expresar el dolor, la rabia y el afecto que todo ser humano siente en estas circunstancias. (Dejaré unas fotos que hice en el buzón de Andoaín) Era un mazazo y sientes que tienes que reaccionar de forma activa, desde el poder social que me puede dar el entorno más inmediato en mi vida ordinaria, en mi trabajo, en mi barrio y en mi vida social.Vi claro que no podíamos seguir mudos.

A los dos o tres días, cuando impartí mi clase en la Universidad conté esta historia a mis alumnos que me escucharon con atención y empatía, y tambien con un poco de revuelo en alguna fila. Al salir de la clase, unos alumnos me advirtieron que tuviera cuidado con lo que contaba porque habían escuchado comentarios contra mí por haber contado esta historia.  Me di cuenta que eso ya no me asustaba. Estaba harta de que los que éramos contrarios al mundo de la violencia tampoco se nos permitiera hablar entre nosotros y oponernos a semejantes injusticias y violaciones de nuestros derechos. El problema va mas allá de las muertes que, por desgracia, afectan a personas y familias concretas. El problema se ha ido asentando en la sociedad hasta llegar a desarrollar un comportamiento social anómalo donde reina la desconfianza en todos los ámbitos. Nadie se fia de nadie,  ni en los barrios, ni en las familias, ni en los centros educativos, ni en la Universidad,  ni en las emp!
resas, etc y esto había que detenerlo.

Espero un futuro mejor para todas las familias concretas, la de Pagaza y todas las demás que han sufrido atentados pero sobretodo deseo que recuperemos como pueblo el respeto por los demás y el bienestar  y buena convivencia para todos. No es pedir mucho, solo lo NORMAL.

Con todo mi afecto

Paz de Corral

Posted on 13 febrero, 2015 in Carta

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