Anónimo.

Mucha tristeza, amargura y decepción.
Qué lástima y qué desgracia tan grande, Joseba, que su asesinato, como el del resto de víctimas, solo haya servido para que sus paisanos sigan en lo mismo y cada vez más envalentonados.
De la Justicia de aquí abajo, a la vista está que nada se puede esperar. Habrá que confiar en la única que, llegados a este punto, merece tal nombre, a la que no se puede engañar, la de Dios.

Posted on 11 junio, 2018 in Carta

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