Mario Duque González

Hoy

Cuando te asesinaron yo estaba, o pretendía estar, al margen de cualquier posicionamiento político. Siempre me inculcaron que era mejor no meterse en política y que nadie supiera tus afinidades políticas, si es que las tenías. Probablemente era demasiado joven y la sociedad estaba demasiado enferma para discernir entre posicionamientos políticos y posicionamientos cívicos. Hoy sin duda sigue estando enferma en este sentido, y es que posicionarse cívicamente, en defensa de la libertad ideológica y de pensamiento, es posicionarse políticamente en el País Vasco. Hoy sigue estando presente el miedo a identificarse políticamente y el miedo a identificarse cívicamente, porque aunque ETA ya no mata, ellos, los que la apoyaron, los que la toleraron y los que recogieron, y recogen, los frutos políticos de sus acciones detentan un poder cuasiabsoluto en el País Vasco. Aun así no pueden ganar, de ninguna de las maneras, la batalla de la memoria.

Hoy tengo dos hijos, y cuando crezcan deben saber que en Euskadi hubo una banda de asesinos que perseguía a todo aquel que no pensaba como ellos, y que hubo una gran parte de la sociedad que callaba e incluso consentía a ETA y a los que la apoyaban. Pero también deben saber que en Euskadi hubo héroes que se negaron a vender su alma y su conciencia a cambio de la indiferencia, y que lucharon contra los totalitarios, en público y en privado, en el trabajo y en el txoko, en la calle y en las tabernas, en todos los sitios y en todo momento exigieron su derecho a hablar, a pensar, y a opinar diferente, y que muchos de ellos, como tú, fueron asesinados por ello.

Un fuerte abrazo, a tí, allá donde estés, y a tu familia de parte de un desconocido.

Posted on 30 enero, 2018 in Carta

Compartir la carta

Back to Top