Querido Joseba
Querido Joseba:
Recuerdo perfectamente el día en que te conocí. Fue hace algo más de un año mediante las palabras rebeldes y amantes de tu hermana Maite. Unos asesinos habían querido que te fueras hace mucho, pero tu familia y amigos fueron el ancla de tu voz al mundo. Doy gracias a ese ancla que es la memoria y que logra la indestructibilidad de las ideas ante la muerte.
Creo que todos aquellos que hablan de la venganza o del odio de las víctimas deberían escuchar hablar a Maite. Transmite tal paz al recordarte y al luchar por la justicia, que quedan empequeñecidos los buenismos exasperantes que confunden la paz con el esclavismo. Quien prefiere la paz a la libertad, como si fueran incompatibles, es que vive tristemente bajo el yugo del miedo.
Querido Joseba, ahora recuerdo perfectamente el día en que no te conocí, los detalles minuciosos de todo lo que no tuvo lugar. Quiero ser ancla yo también de la memoria y no olvidar el hecho insólito de que ya no existes, de que no dejaron que existieras.
Las ausencias ocupan espacios demasiado grandes y solo la memoria los llena.
Que llenar este buzón de cartas para Joseba Pagazaurtudúa solo sea el principio de nuestra tarea.
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