José Alfonso Romero P. Seguín

EL HONOR DE LA AUSENCIA

Hay momentos en los que la soledad de un hombre sentado en la silla de un bar desierto, da la medida justa de la ruindad y el envilecimiento de una sociedad arrodillada a los pies de ETA. Y el que un pistolero de esa Organización entre en ese bar y lo asesine, da, por la misma razón, idea de la categoría ética y humana de esa persona frente al resto de sus convecinos.

A Joseba lo asesinaron porque era un hombre libre y un ciudadano ejemplar. Un hombre que quiso y supo ser y estar en esa vasta extensión de espacio y tiempo que se abre entre la propia voluntad y el respeto que el de los demás nos inspira.

Fue esa férrea militancia en la singularidad y su liberalidad a la hora de defenderla, lo que ofendió a esos que querían ser espacio y tiempo de todos, para suplantarlos en todos los ordenes de sus vidas y ordenarlos a su conveniencia.

Por ello digo que su ausencia, brutal y terrible como el crimen que fue, lo dignifica y enaltece, significándolo como alguien que mereció el odio de los criminales. Alguien que los avergonzó tanto que no pudieron sino romperlo.

Su ausencia es ejemplo, su memoria nuestra dignidad.

Eterno recuerdo y eterna gratitud.

Posted on 9 febrero, 2015 in Carta

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