Joseba, tu grito de libertad sigue vivo
Hola Joseba
No te conozco ni me conoces. Yo, sin embargo, he oído hablar muy bien de ti. Me han dicho que eres no solo un gran defensor de la libertad, sino un activista por esa causa. Me han contado además que siempre has dado esta batalla sin perder el sentido del humor, eso que no conocen los totalitarios que te asesinaron. Ya sabes, sus mentes albergan en su totalidad un único pensamiento por lo que no queda sitio para otras ideas u opiniones, mucho menos para el sentido del humor.
En cualquier democracia que se precie de tal nombre, tú y todos los que os habéis arriesgado a morir para defenderla, deberíais tener el reconocimiento y admiración de esta sociedad. Dicen que ETA ha acabado, aunque la verdad es que solo ha dejado de matar. Sin embargo ni tú ni el resto de víctimas ocupáis hoy el lugar que merecéis, es decir, héroes de la democracia.
Existe en España una especie de cloroformo extendido que aturde las mentes de los ciudadanos porque establece una realidad virtual en la que aparece ese viejo fantasma del que muchas veces escuchaste hablar a los nacionalistas: el conflicto. Ni existió ni existe ahora, pero es lo que permite que la sociedad “acepte” el hecho de que una banda terrorista no es vencida por el Estado de Derecho, ese que tan bien defendiste, sino que empata con la democracia a cambio de que no existan más muertos.
Me temo que en todo esto tiene mucho que ver tu antiguo partido, el Partido Socialista, y el actual partido en el poder, el Partido Popular. Parece ser que, como creo que tú ya empezabas a denunciar, claudicaron.
Comparto militancia en UPyD junto a tu mujer, tu madre (tenías que verla protestar como una leona cuando Patxi López pasteleaba con dirigentes de la antigua Batasuna) y tu hermana. No conoces este partido, pero sí a las gentes –compañeros tuyos de Basta Ya- que lo fundaron en 2007 movidos, entre otras muchas cosas, por el panorama desolador que te describo. Es más, tu hermana es jefa de la delegación de UPyD en el Parlamento Europeo. También allí lucha con fuerza y serenidad para que la infamia cometida contra tí y muchos otros no pase de forma pervertida a la historia.
Cuando te dispararon en 2003 en aquel bar de Andoáin yo tenía 16 años, una edad en la que uno – o al menos yo- no tiene una opinión razonablemente formada. Tampoco conocí conscientemente los años más duros del terrorismo que acabó contigo. Seguramente si no hubiese sido por el tesón y la labor de pedagogía de tus compañeros de Basta Ya, yo hoy sería un elemento estático más del paisaje virtual que han creado y pensaría que hablar de estas cosas es algo fuera de lugar.
He podido comprobar la suerte que tienes de tener una familia y unos compañeros insobornables. Por eso son muy incómodos para mucha gente; estorban a muchos. Pero te aseguro, y tú los conoces mejor que yo, que no tiran la toalla fácilmente.
Habrá quien al leer esta carta diga –despectivamente por supuesto- que es “política”. Para quien pudiera tener dudas diré que así es. ¿Acaso no te mataron a ti con un objetivo político?. Simplemente quería contarte como están por aquí las cosas, por supuesto, desde mi humilde opinión.
Lo que sí es un hecho es que mucha gente sigue con tu labor y también muchos otros que han cogido el testigo. Se puede acabar con las personas pero las ideas que merecen realmente la pena, como tu anhelada libertad, nunca mueren. Joseba, a ti te mataron por no callarte y eso es lo que vamos a seguir haciendo algunos: no callarnos.
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