Francisco Robles

Carta desde el sur

El sur es un desierto que llora mientras canta.

Luis Cernuda

El sur es un desierto que llora mientras canta.

El sur es la memoria, la luz que no se extingue,

las manos enlazadas. El sur es un abrazo

que cruza geografías: los valles y los páramos,

llanuras y mesetas, los ríos caudalosos,

arroyos en penumbra, la bruma que recorta

aquella cordillera que se alza junto al mar.

El sur en esta noche también es este frío

que corre por la médula y empaña los recuerdos.

A ti te he conocido aunque tú no me conozcas.

Tu apellido me lleva a la mujer que guarda

el fuego más sagrado: tu memoria limpísima.

Tu hermana como piedra que nunca se ha rendido.

Tus hijos te perdieron como a mí me perderán

los que llevan mi sangre. Por eso te recuerdo

sin haberte conocido, porque somos iguales

ante el último instante. Seremos ese padre

que un día se marchó. Tus hijos en el norte,

los míos en el sur, iguales ante el nombre

del padre y de la madre. Por eso te recuerdo

y te abrazo en silencio sin que me reconozcas.

Tu hermana está guardando el fuego más sagrado,

el único que puede mantener la pureza

de aquella dignidad que algunos pisotean

sin caer en la cuenta: se hunden en el fango

de su propia miseria. Te abrazo en tu apellido,

en el nombre del padre que perdieron tus hijos,

en el nombre que escribo sin tener que escribirlo.

Y te abrazo en la noche helada de este sur

que llora mientras canta y canta mientras llora,

repitiendo la frase que alumbra la tiniebla.

No podemos perder la memoria jamás.

No podemos perderla: es nuestra dignidad.

Francisco Robles

Posted on 8 febrero, 2015 in Poema

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