Texto para Joseba

Un texto es un tejido. Hay tejidos, textos que son marañas, que son nudos y nidos de mentiras. Tejidos-textos que enredan y matan. Y que después de hacerlo se cubren con otros textos que siguen mintiendo y matando. Y así hasta que se forma un laberinto, y una tiranía para gestionar su oscuridad.  Son textos armados para fabricar ciegos y mudos. Para fabricar cómplices de la ceguera y del silencio. Para fabricar muertos,  mutilados y esclavos. Pero existe también un texto articulado para todo lo contrario: abrir, analizar, desbrozar, liberar, entender, vernos todos. Un texto que viene a desenmascarar la clausura interesada del otro texto. Un texto que es el difícil de componer. Un texto que contará siempre con enemigos mortales. Los mismos enemigos de la verdad, porque la primera arma del crimen es la mentira. Un texto en el que muchas veces es difícil resistir pero que, aún desde la muerte –que no la derrota- certifica el haber ejercido como un hombre libre.  Un texto en el que te va la vida. Yo no conocí a Joseba, pero quiero dedicarle estas palabras, a él y a cuantos preservan y renuevan su memoria, porque haciéndolo conservan y divulgan su texto. Su tejido vital. Y el de los demás Josebas.