Anónimo

Mi recuerdo del 11-M

Tengo 24 años. El atentado del 11-M lo tengo grabado en la mente. Recuerdo estar en cuarto de primaria, tenía 9 años. Llegué al colegio, todo parecía normal. Pero al subir a clase, los profesores comenzaron a hacer recuento de las personas que faltaban. José, un compañero, no llegaba. Ni él, ni su hermana mayor, ni un profesor que les acompañaba desde atocha todas las mañanas.

Ese era el punto de encuentro. Jose Antonio, el profesor, estaba en el andén de Atocha como cada mañana esperando a que llegara el tren en el que venían José y su hermana. Fue en ese momento cuando comenzó el caos y tuvo que salir corriendo de la estación. Estaba nervioso porque no sabía dónde estaban, ni si su tren había sido uno de los afectados.
Allí estuvo toda la mañana hasta que les localizó. José y su hermana se habían quedado dormidos ese día. Jamás había ocurrido antes.

Esta historia nos la contó Jose Antonio cuando estábamos en bachillerato.
Yo solo recuerdo estar nerviosa, los profesores nos explicaban qué estaba sucediendo de una forma sutil. Pero sus caras evidenciaban que algo muy malo estaba sucediendo. Sus caras no las he podido olvidar.

No las olvidé porque eran la misma cara que tenía mi madre cuando nos recogió del colegio. Una compañera del trabajo no había ido a trabajar. Su tren pasaba por atocha y no habían conseguido localizarla en toda la mañana. Poco tiempo después se enteraría que jamás volvería a verla. Esta mujer dejaba un marido viudo y a dos niños pequeños huérfanos. Una familia que jamás pudo enterrar a su madre y mujer porque su cuerpo desapareció en la explosión, nada quedó de esa mujer. Nada, salvo el recuerdo que mi madre guarda de ella: una cajita con arena del desierto que le trajo unos meses antes de un viaje a Egipto.
Tenía 9 años pero aprendí en cuestión de días a valorar a la familia y amigos porque en cuestión de segundos te los pueden arrebatar.

Han pasado 15 años, más de la mitad de lo que llevo en este mundo, mucho tiempo, pero hay cosas que jamás se olvidarán.

Posted on 18 febrero, 2019 in Carta

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