Anónimo

Mutis en el foro

Soy andaluz, y tengo la suerte de tener familiares en Guipúzcoa y visitarla desde crío….. con mis padres y mi hermana, con mis colegas, con mi mujer. Normalmente en verano y siempre por un motivo feliz..  las fiestas, las playas con su Concha, las sardinas, el ratón, las sociedades, la muga, el monte de donde sale la niebla, las dospiedras, el topo, el Tour, los San Fermimes, la tortilla en un Mamut….. un universo simbólico y feliz.

Igual que para mí tío, mi tía, y mis primos era un placer doblar el mapa de la península y bañarse frente a Cádiz entre el Guadalete y el río San Pedro.

Dos sitios tan diferentes y tan queridos por ambas familias recíprocamente.

Pero entre tantas diferencias enriquecedoras, había una enfermiza diferencia…. muy presente y  que marcaba la vida cotidiana; la falta de libertad por miedo a ser percibido como miembro de un grupo cada año más extenso…  militar, guardia civil, policia nacional, ertzaina, policia local, popular, socialista, juez, funcionario…..

Desde que tengo uso de razón percibo esa diferencia enfermiza, cuando mi tío venía al sur hablaba de política con afición…. una vez coincidió en la playa con su admiradísimo Felipe González, u se acercó con su coche para poder saludarlo Felipe le dio la mano muy amistosamente y le dijo que tenía dos cojones por arremeter al Presidente con un coche con esa matrícula.

Sin embargo cuando íbamos a Guipúzcoa, la realidad política tenía forma de pintadas carteles y silencio. Sí después de la cena se comentaba algo, por liviano que fuera  , mi tía corría a bajar las persianas y cerrar la ventana pidiendo cuidado, que arriba vive uno de la Mesa.

Años muy duros en los que hablar en casa era peligroso.  El miedo de mi tía no era paranóico sino bien fundado. Era difícil escapar a alguno de los grupos antes señalados y mi familia guipuzcoana no era una excepción.

Posted on 10 febrero, 2019 in Carta

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