Sólo conocí a tu madre
Querido Joseba:
No te conocí pero nunca olvidaré ese trocito de tí que es tu madre. La recuerdo menuda, con bastantes años y con esa fuerza tranquila que emana de las personas de bien.
Era un acto público, habló poco pero la voz no le tembló cuando dijo «hemos venido aquí porque Joseba no puede estar con nosotros»
Pensé en la frase «la bondad es el avatar último de la inteligencia» y me imaginé qué tipo de hijo podía criar alguien como ella, valiente sin aspavientos, discreta, inteligente y bondadosa.
Observé también tu manera de sonreír a los que te habían invitado y creo que los que quisieron haceros tanto daño no han alcanzado el núcleo de vuestra humanidad y esa derrota todavía les duele y les impide avanzar.
Con cariño.
Amaya
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